Ya hace poco más de un año que me tocó salir con las pertenencias de los últimos operarios de planta que quedábamos en Inquide. Día triste y alegre a la vez porque de una vez se acababa la agonía.
¡Que rápido pasa el tiempo!
Un saludo a todos los ex-compañeros, que trataron a un madrileño novato como si fuese flixanco de toda la vida.
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