La respuesta tardó un poco pero llegó: desaparecería la mosca negra.
Nuestro "pequeño amigo" se come a todo bicho viviente que se pone en su camino, es decir se come a los peces autóctonos que viven en nuestro río. Los peces se comían a las larvas de los insectos que lo habitan. Al no quedar casi ejemplares de estos peces, y también a que ya no se usan los pesticidas como se hacía antes (aunque este es otro asunto), las larvas de mosca negra campan a sus anchas y sobreviven casi todas.
Señores, pues dejen de echar peces al río. ¿No ven que aunque atraen a cuatro pescadores están acabando con el resto del turismo? El buen pescador no es un tonto sin conocimiento que pesca un pez grande y se queda tan a gusto. Los buenos pescadores buscan peces comestibles y sabrosos para llenar la cazuela.
Si los pescadores sufren el acoso de la mosca negra se irán a pescar al mar que está a pocos kilómetros de aquí y ustedes no les podrán alquilar sus barcas.
Seamos todos sensatos y no sembremos pan para hoy y hambre para mañana.
¿Veis?, ¡esto me pasa por pensar!
Un saludo,
Jesús Escribano.
1 comentario:
Muy buena reflexión, Jesús! La verdad és que lo que empezó como una prueba, se les ha escapado de las manos. Y según tu reflexión, quizas tenga una implicación directa en el tema de la mosca negra. Vamos, que estabamos demasiado bien y ahora no nos podemos meter en el rio por miedo a que te salga un bicho de 300 kg y tampoco podemos salir al jardin para que no se te coma la mosca negra.
Un saludo!!
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