No tengo por costumbre hablar de temas privados en este blog, hoy va a ser la excepción que confirme la regla.
Corría el año 1999 cuando decidí que debía solicitar que me instalasen una conexión a internet ya que siempre que necesitaba descargarme algún archivo tenía que ir a casa de mi hermano y la verdad resultaba bastante incómodo.
De esta manera empecé a conectarme al chat del entonces Wanadoo, más tarde descubrí que era el IRC hispano. Allí conocí a la que hoy es mi mujer o pareja (depende del día) Olga.
Un día estábamos chateando tres amigos y decidimos conocernos en persona en Madrid, aprovechando que se celebraba el SIMO en el Campo de las Naciones. Uno era de Pamplona, el segundo de Flix (Olga) y el tercero de Madrid (yo). Del primero ya no recuerdo ni el nombre, siempre he sido y seré un desastre para recordar nombres
La primera en llegar a Madrid fué Olga y yo me acerqué a la Estación de Chamartín a esperarla, según descubrí con el tiempo se llevó una agradable sorpresa cuando me vió en persona. Ella en realidad había quedado con el amigo de Pamplona más que conmigo, él le había enviado una foto haciendo montañismo y yo la típica foto del veraneante de los 90 con camiseta de tirantes y la "mariconera" a la cintura.
Como el tren de Pamplona no llegaba hasta el mediodía decidimos acercarnos nosotros al SIMO.
A Olga el tema de la informática, la verdad, ni le gustaba ni le gusta, pero aguantó del tirón todo el recorrido y recuerdo que yo, como buen madrileño cabroncete, lo primero que hice nada más llegar fue vacilarla un poco ya que había un cartel en el que se saludaba a los visitantes en varios idiomas, entre ellos el catalán. Ella me dijo "mira, nos saludan en catalán" y yo le contesté "no, nos saludan en valenciano" (parte de mi familia es de origen valenciano, de hecho mi abuela se apellidaba Catalá Faus) y ella se picó enseguida, los que la conocéis sabéis que tiene un carácter muy "fuerte". (Nota: de hecho mientras escribo estas líneas estamos discutiendo sobre a quién iba ella a conocer en realidad, como siempre que sale este asunto).
Después de comer apareció nuestro amigo de Pamplona, cuando le vi la cara a Olga me di cuenta de que se había llevado una gran decepción, de hecho me pidió que le llevase a su hotel en vez de quedarnos con nuestro amigo ya que se encontraba muy cansada. Quedamos los tres para más tarde salir y conocer un poco la noche madrileña.
Al día siguiente me llamó Olga para salir a dar una vuelta y le enseñé el centro de Madrid.
Comimos los tres amigos juntos en una marisquería del Centro Comercial Madrid 2, muy cerca de mi barrio y de la Estación de Chamartín, porque el tren a Pamplona salía a las 4 de la tarde.
Después de despedir a nuestro amigo, fuimos a ver el Parque del Retiro. Olga, acostumbrada a visitar Barcelona, se sorprendió mucho de la cantidad de espacios verdes que hay en Madrid.
Llegó el momento de ir a Chamartín a coger el tren de vuelta a Flix (con el paso de los años hice ese mismo camino muchíiiiisimas veces) allí nos despedimos y, cuando se iba el tren, Olga se puso en la ventanilla trasera del último vagón y yo me quedé en la Estación hasta que desapareció. En aquel momento sentí un vacío en el estómago y la sensación de que estaba perdiendo algo muy importante.
El resto sería muy largo de contar, pero ya conocéis el resultado: "yo vivo en Flix", con Olga.
2 comentarios:
Una bonita historia Jesùs. y para que luego digan que internet no sirve para hacer buenas amistades y buenas parejas....
Por cierto, a mi Madrid tambien me encanta.
Saludos!
bon dia!!!!!!!! una història molt maca!!!!!!!! la veritat és que internet, per mot que diguin, poden sorgir relacions molt maques!!
de fet,a l'alex també el vaig conéixer per internet! un dia d'aquests ja t'explicaré la història!!
un petonàssssssssss i us desitjo tota la felicitat del món!!
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