miércoles, 3 de marzo de 2010

Ni buenos ni malos, sólo pensamientos diferentes.


Ascó, volver a empezar.

Sería bueno hacer un esfuerzo para tratar el tema de Ascó desde otro punto de vista huyendo del mimetismo de clasificar la gente en dos grupos contrapuestos: buenos y malos.

Es ya una larga historia. La Ribera de Ebro era una comarca que subsistía de su agricultura, del gran centro industrial de Flix que reunió cerca del millar de trabajadores, de los talleres ferroviarios de Móra la Nova y de los equipamientos relacionados con servicios, comercio y el paso de la carretera por Móra d'Ebre. Era una comarca carente de cohesión y sin un vínculo directo entre el sur y el norte (hoy está la C-12 o el eje del Ebro). Los pueblos del sur gravitan sobre Tortosa por una mala carretera, los situados cerca de la línea de tren desde Riba-roja en Móra iban en Reus. A partir de 1957 todo cambió. El Estado otorgó a la Enher el aprovechamiento hidráulico del río Ebro entre Escatron y Flix y comenzaron las obras de las presas y centrales eléctricas de Riba-roja y Mequinenza, lo que supuso un gran impacto en toda la comarca y zonas inmediatas por la demanda de mano de obra y los buenos salarios que se pagaban, además de la seguridad social inexistente en la agricultura. Riba-roja, por ejemplo, que tenía 1.626 habitantes en 1950, alcanzó los 4.186 en 1965. Mucha gente abandonó el campo iniciándose un proceso que resultaría irreversible. Las obras, sin embargo, acabaron y no quedó nada. Cinco años después, Riba-roja había descendido a 2.288 vecinos y en 1995, a 1.492, con una sensación creciente de marginación.


En 1972 se autorizaron las centrales nucleares de Ascó y la historia volvió a empezar. Para mucha gente las obras y la puesta en marcha de las centrales era una solución para la crisis. Nuevamente, la zona fue lugar de trabajo, sueldos elevados y dinero que corría en abundancia. Esta vez, sin embargo, se produjo una dura confrontación. No todos estaban a favor de las nucleares y estalló un amplio movimiento en contra de que, añadido a las circunstancias políticas del momento, provocaron la caída del Ayuntamiento de Ascó y la llegada al poder de los antinucleares. Pero las centrales se acabaron, entraron en funcionamiento y dieron trabajo a mucha gente del entorno, entre ellos muchos de los líderes de la política local. Definitivamente, la comarca había cambiado y quedaba a merced de la voluntad de las grandes multinacionales foráneas.


A principios de los ochenta se vivió una época de bonanza, pero luego empieza la crisis de la planta de Ercros, la pérdida de puestos de trabajo de manera acelerada (Flix ha bajado de los 5.418 habitantes de 1960 hasta los 4.054 de hace tres años), mientras el cierre de Vandellós-1, en 1990, hacía prever que las centrales de Ascó tenían fecha de caducidad. Paralelamente, aparecían informaciones de la grave contaminación producida por los residuos de la «Fábrica» y la única inversión importante que asumía el gobierno era para descontaminar la toma de Flix, alcanzando unos gastos que hubieran tenido que ir a cargo de los responsables de la derrota. Durante muchos años, las administraciones públicas, a pesar de retóricas manifestaciones cada vez que llegaban las elecciones, seguían considerando la comarca, y el conjunto de las Terres de l'Ebre, como el patio trasero donde acumular la basura. Es en este contexto de irritación acumulada que surge el tema del llamado cementerio nuclear y la opción de Ascó para acogerlo. El Ayuntamiento dice que no representa ningún peligro y que la obra y las instalaciones posteriores garantizarían el empleo y estimularían el progreso social y económico para la comarca. Es el mensaje que quieren transmitir los defensores, mientras que los opositores hablan de los peligros nucleares, de la poca transparencia en el proceso y de la sinrazón que la decisión de unos pocos pueda afectar a tanta gente. En cualquier caso, las cosas no son claras y habría que hablar con calma. Lo que pienso, pero, es que los concejales de Ascó que lo han votado no son traidores de nada ni de nadie. Es cierto que muchas autoridades locales trabajan en las nucleares, pero cobran por su trabajo, como tantos parlamentarios y cargos de la administración viven de las retribuciones que reciben por ser políticos dóciles.

Última actualización (Domingo, 7 de febrero de 2010 02:00)
Original:http://www.elpunt.cat/noticia/article/2-societat/5-societat/133622-asco-tornar-a-comencar.htmlMi comentario personal.Lo que tenemos que hacer, desde mi punto de vista, si finalmente se instalase el ATC en Ascò es echarle una miradita al pasado y no volver a cometer los mismos errores.No porque venga un ATC o una gran empresa a la comarca debemos dormirnos en los laureles, se debe seguir trabajando, tanto desde el ámbito político como desde el ámbito social.Esta no es la solución definitiva para la comarca, no volvamos a caer en el error tanto político como social, y en este caso me repito aposta, de dormirnos y no buscar más alternativas de futuro. Porque tenemos la mala costumbre de esperar a que nos lleguen las soluciones y cuando vemos un poco de claro en el cielo ya nos quedamos tranquilos y despreocupados.Es a partir de este momento, cuando "todos" nos debemos plantear muchas más soluciones, que sobre mejor que que falte, porque si se vuelve a repetir la historia y dentro de 60 años nuestros hijos y nietos se vuelven a encontrar con una situación parecida, los esfuerzos realizados hoy no servirán para nada.Saludos,Jesús

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