Sabiduría popular.

¿QUÉ HAY QUE HACER?

Un buen día, llegó a la ciudad un profeta. En medio de la plaza mayor empezó a gritar que para mejorar los problemas del país era necesario que las personas cambiaran. El profeta hablaba y hablaba, gritaba para que lo oyeran, y una multitud considerable acudió a escuchar sus palabras, más bien por curiosidad que por verdadero interés.

El profeta se dejaba el alma en sus palabras. Con contundencia y argumentando, señalaba que había que cambiar la forma de vida, la manera en la que estractos la gente y el mal uso que se hacía de los recursos.

A medida que pasaban los días, cada vez había menos personas que se detenían a escucharlo, aún había menos que estuvieran dispuestas a aplicar las prédicas del profeta. Hasta que un día ya nadie se detuvo ante él. Sin embargo, el profeta seguía gritando y hablando a la gran plaza. Y pasaban los días. Y el profeta continuaba el discurso tanto si llovía como si hacía sol.Y pasaban los días y nadie le escuchaba.

Al final, alguien se detuvo ante él y le dijo:

- ¿Por qué sigues gritando? ¿No ves que nadie está dispuesto a cambiar?
- Sigo gritando-dijo el profeta-porque, aunque parezca que no cambio nada, si ahora callara, ellos me habrían cambiado a mí.


Fuente original: http://evayam.blogspot.com/2009/11/reflexio-davui-251109.html